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11.6.2019

Las cortinas de ducha cumplen una función importante, sin lugar a dudas. Pero su destino es estar siempre húmedas, porque suelen encontrarse en cuartos de baño sin ventana y sin circulación de aire. En combinación con el gel de ducha y las partículas de piel humana, se convierte en el caldo de cultivo ideal para todo tipo de bacterias. El efecto: un biofilm viscoso, mal olor y las manchas desagradables, denominadas «pink stain» en la cortina plastificada. Para las personas con el sistema inmunitario debilitado, estas bacterias, en combinación con el vapor caliente habitual en todos los cuartos de baño, pueden ser nocivas para la salud, según la revista científica Nature de Estados Unidos.

Podríamos seguir las recomendaciones del experto en higiene canadiense Jason Tetro, apodado «Germ Guy», y deseinfectar la cortina de la ducha una vez a la semana.

Porque sólo así sería posible eliminar todas las bacterias del cuarto de baño, en particular, cerca del inodoro. Una solución mucho más confortable y de efecto más duradero consiste en elegir una cortina de ducha con protección antimicrobiana integrada. Spirella®, el primer fabricante europeo de cortinas de ducha, confía en la solución de protección del material desarrollada por SANITIZED. El principio: iones de plata reducen el asentamiento de microbios y, de esta forma, protegen el material de forma duradera contra la colonización bacteriana y la formación de malos olores y biopelículas. Esta medida de higiene también es recomendable para las alfombrillas antideslizantes que se emplean en las duchas y bañeras.

Sin embargo, el cóctel funesto de manchas y olor desagradable puede formarse también fuera del cuarto de baño. Por ejemplo, en las esterillas de yoga y de gimnasia. ¡Felices aquellos que llevan su propia esterilla a la sesión de yoga, o a los cuales el organizador del curso les pone a disposición, por ejemplo, esterillas de AIREX® con la función higiénica Sanitized® integrada!

La protección contra las bacterias en polímeros también es un tema en la industria de automóviles y motocicletas.

El clima húmedo, sumado a la transpiración del conductor, crea un medio ideal en el que las bacterias se sienten muy a gusto. Y se alimentan del delicioso plastificante con el que ha sido tratado el PVC.