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Para unos es el sofá, para otros, el sillón de lectura: el lugar preferido para disfrutar en casa de muchas horas distendidas o interesantes, según el tipo de libro, película, música, charla o juego electrónico con el que pasamos nuestro tiempo libre. Envueltos en una manta abrigada en invierno, o en bermudas o falda corta en verano, nos comemos allí un bocadillo sabroso (y más o menos saludable), ruidosamente y dejando cientos de migas. El sofá es también es el lugar de los mimos, para nuestra pareja, nuestros hijos o la(s) mascota(s) de la casa. El punto central del hogar para disfrutar y sentirse a gusto.

Pero ¿y la higiene?: ¿Cuándo lavamos por última vez el mullido cojín sobre el que apoyamos la cabeza y el cabello? ¿Es un tejido lavable? ¿Cuántos años tiene ya el tapizado del sofá? Y ahí está esa cobija que tanto nos gusta y a veces resbala y cae al suelo, en la que de vez en cuando se acurruca el gato o en la que los niños y sus amigos han dejado huellas visibles de su paso. O las células muertas de nuestra piel que caen permanentemente como una lluvia fina sobre el sofá, la manta y la alfombra. Estas partículas, invisibles para el ojo humano, son un verdadero manjar para los ácaros del polvo doméstico.

Toda persona a la que esto le resulte repugnante debería pensar en adoptar algunas medidas de higiene adicionales. Fabricantes líderes de textiles para el hogar en todo el mundo usan la función higiénica antimicrobiana de SANITIZED. Tapizados de muebles, cortinas, alfombras y moquetas se protegen así de la contaminación bacteriana y se mantienen frescos e higiénicos por mucho tiempo. Este acabado higiénico se ofrece también para las suaves pieles naturales de cordero.